Corporación Pro Ayuda al Enfermo Reumático

María López

María López

"Mi mayor miedo es no poder valerme por mí misma. Aunque no me veo deforme, la imposibilidad de hacer cosas simples me recuerda mi condición"
He vivido nueve de mis 38 años enferma con Artritis Reumatoide (AR). Conocía la enfermedad antes que me diagnosticaran porque tres familiares la han tenido. Una tía abuela vivió postrada 60 años, una hermana de mi madre también la tiene y a mi padre le comenzó a los 60, murió con ella a los 81. De hecho, mi mamá me practicaba exámenes desde chica, porque estaba convencida de que la enfermedad era hereditaria.
Desde que enfermé mi mayor miedo ha sido no poder valerme por mí misma. Soy secretaria, pero no estaba trabajando cuando me comenzó la AR. Sin embargo, después, con las manos deformadas, fue imposible que me contrataran. Desde entonces he sido vendedora ocasional y hago trámites de manera independiente, mientras los dolores me lo permiten. Aunque no me veo deforme, la imposibilidad de hacer cosas simples me recuerda mi condición. Me cuesta mucho andar en micro porque no puedo afirmarme, abrir la casa con las llaves puede ser una tarea realmente cansadora.
Actualmente no me atiendo en el sistema público porque no dan los remedios que receta mi doctora, con los cuales he tenido muy buenos resultados. En un momento tomé cortisona, pero me provocó efectos secundarios, como menopausia antes de los 40 años y aumento de peso, lo cual me deprimía todavía más. Cuando el tratamiento convencional de la Artritis Reumatoide entró al AUGE consulté, pero me dijeron que algunos de mis medicamentos no estaban considerados.
Pese a no estar en el sistema público participé en la liga del Hospital San Juan de Dios. Gracias a esas actividades he aprendido mucho sobre la AR y cómo cuidarme. Además, compartir con otras personas que sufren lo mismo es gratificante, podemos animar y ayudar a los que están más deteriorados.
 
Testimonio de pacientes con Artritis Reumatoide
2021-01-28T22:42:46+00:00
"Mi mayor miedo es no poder valerme por mí misma. Aunque no me veo deforme, la imposibilidad de hacer cosas simples me recuerda mi condición" He vivido nueve de mis 38 años enferma con Artritis Reumatoide (AR). Conocía la enfermedad antes que me diagnosticaran porque tres familiares la han tenido. Una tía abuela vivió postrada 60 años, una hermana de mi madre también la tiene y a mi padre le comenzó a los 60, murió con ella a los 81. De hecho, mi mamá me practicaba exámenes desde chica, porque estaba convencida de que la enfermedad era hereditaria. Desde que enfermé mi mayor miedo ha sido no poder valerme por mí misma. Soy secretaria, pero no estaba trabajando cuando me comenzó la AR. Sin embargo, después, con las manos deformadas, fue imposible que me contrataran. Desde entonces he sido vendedora ocasional y hago trámites de manera independiente, mientras los dolores me lo permiten. Aunque no me veo deforme, la imposibilidad de hacer cosas simples me recuerda mi condición. Me cuesta mucho andar en micro porque no puedo afirmarme, abrir la casa con las llaves puede ser una tarea realmente cansadora. Actualmente no me atiendo en el sistema público porque no dan los remedios que receta mi doctora, con los cuales he tenido muy buenos resultados. En un momento tomé cortisona, pero me provocó efectos secundarios, como menopausia antes de los 40 años y aumento de peso, lo cual me deprimía todavía más. Cuando el tratamiento convencional de la Artritis Reumatoide entró al AUGE consulté, pero me dijeron que algunos de mis medicamentos no estaban considerados. Pese a no estar en el sistema público participé en la liga del Hospital San Juan de Dios. Gracias a esas actividades he aprendido mucho sobre la AR y cómo cuidarme. Además, compartir con otras personas...
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