Ana Herrera
"Mi esposo cocina porque el dolor en mis manos no me permite ni sostener un cuchillo. Esperé mucho tiempo, si hubiera reaccionado antes podría haber manejado el avance de mi enfermedad"
Fue el 2001, lo recuerdo bien: me acosté un domingo y el lunes, cuando me quise levantar, ya no podía. Estaba completamente tiesa, me dolían las rodillas, las piernas, los brazos, las manos y todo el cuerpo, no entendía qué pasaba. Mi mamá había fallecido de cáncer hace dos años, vivía con nosotros y su partida me dejó muy mal. A eso se sumó que quedé sin trabajo. Siempre había trabajado en moda pero la tienda en que estaba cerró y quedé sola en la casa. Todo eso me dejó con una gran depresión. Por eso pensé que este incidente se debía a la tristeza que estaba sintiendo. Pasaron uno, dos, tres días y mi hermana me dijo que algo no andaba bien. Me llevó al médico y después de algunos exámenes me enteré que tenía Artritis Reumatoide (AR).
Fui derivada al Centro Referencia Salud Cordillera, mi doctora estaba empezando a organizar allí una liga VOLAR y soy una de las primeras pacientes que comenzó a asistir a las reuniones. Al principio me costaba ir, no me animaba porque tenía muchos dolores, sin embargo la doctora fue bien insistente, comencé a asistir regularmente y me sirvió mucho. Me ayudó a darme cuenta que uno no es la única persona que siente dolor.
Soy casada y tengo dos hijas, una vive conmigo y mi marido, la otra está en Petorca. La enfermedad nos ayudó a unirnos como familia, doy gracias a Dios porque entendieron mi enfermedad. Mi esposo cocina porque el dolor en mis manos no me permite ni sostener un cuchillo. Reconozco que me ha costado sobrellevar la enfermedad. Fue terrible pensar en la posibilidad de quedar postrada y no poder hacer una vida normal.
Aún tengo momentos bajos. Cuando me siento deprimida rezo bastante y me distraigo trabajando esporádicamente con la dueña de la tienda en la que me ocupé siempre. También me ayuda compartir con mis compañeras de liga, son mi inspiración, las veo y pienso: “si ellas lo han superado, yo también puedo hacerlo”. Cuando me vienen estos bajones anímicos mi familia se preocupa mucho y trata de hacerme ver que no tengo motivos para estar mal, porque ellos están a mi lado y constantemente me regalonean con atenciones y cariño. Tengo temor de aburrirlos, quedarme sola y no poder valerme por mí misma. Cuando se me viene ese pensamiento lo hablo con mi esposo, que ha sido fundamental en esto. Él me devuelve la seguridad y me dice que siempre estarán a mi lado. Otras veces me aguanto porque no quiero agotarlos.
A quien está comenzando con síntomas que podrían ser de AR le diría que acuda al doctor lo antes posible. Yo esperé mucho tiempo, si hubiera reaccionado antes podría haber manejado el avance de mi enfermedad.
Testimonio de pacientes con Artritis Reumatoide
2021-03-03T15:20:19+00:00
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